jueves, 2 de julio de 2009

10 canciones que me recuerdan a mi padre

jueves, 2 de julio de 2009
Esto estuve por hacerlo cuando correspondía, es decir, en el día del idem, pero no fue posible por mis diferentes obligaciones en el magíster. Estaba por retomarlo y se murió Michael Jackson. Adivinen a cuál fue uno de los expertos en Michael Jackson que llamaron a opinar a la tele... precisamente. Bueno, como el tema me quedó dando vuelta y volví a escuchar un montón de buenos temas y otros no tanto (la verdad mi padre no tenía tan tan buen gusto pero escuchaba harta música). Sé que tendría que estar haciendo una columna para nuevas tecnologías y estudiando para OP que ya me saqué un 1, pero qué diablos... nada es tan importante.

Creo que tengo la fortuna de decir que hay un puente emotivo que me ayuda a recordarlo después de más de dos décadas. Sirve. Qué útiles son las canciones. Ahí va.

1. JAMES LAST / The lonely sheperd (cuando Tarantino la usó en KILL BILL me dije... el que sabe, sabe)

2. THE SHADOWS / See you in my drums (me gustaba tanto cuando chico, que fue mi primer vinilo, un 45 rpm que traía "Sonambulism" en la cara "B").

3. EAGLES / New kid in town (estaba de moda entonces... nada especial, solo lo veo a él cuando la recuerdo)

4. PAUL MC CARTNEY / Uncle Albert/Admiral Halsey (Podría asegurar que este tema se lo vacilaba entero... le encantaba la sensación de la lluvia y la tormenta, el sonido del teléfono, la voz al fondo hablando, el silbido imitando los pájaros... ahí una vez me explicó todo lo que la canción contenía. No se me olvidó jamás)

5. CARPENTERS / We've only just begun (Lo bueno es que podrían ser decenas de canciones de los Carpenters. Acá selecciono esa porque me acuerdo con la atención que él escuchaba cantar a Karen Carpenter. "Cómo canta la niña", decía)

6. NEIL DIAMOND / Sweet Caroline (ok, no era de mi gusto, pero tenía varios discos, y podría decirse que era uno de sus favoritos, pero podría poner 20 temas de Diamond, 30 de Ray Coniff y otros 50 de James Last)

7. YVONNE ELLIMAN /I don't know how to love him (de la película freak ópera rock de Jewison, Jesus Christ Superstar. Veo la cara de mi padre feliz cuando le trajeron el vinilo prensado en Alemania. Juarba que sonaba mejor que la edición latina... mi padre era chileno, obvio. Y sí, la versión de Helen Reddy fue más famosa)

8. B.J. THOMAS / Raindrops keep fallin' on my head (Casi puedo estar seguro de que esta versión es la que él escuchaba... no sé... ha pasado mucho tiempo)

9. DONNA SUMMER /Love to love you baby (No puedo parar de reír recordando cuando intentaban explicarme de chico que ella no se quejaba de placer sino que se moría de pena)

10. BARRY WHITE /Love's theme (esta representa toda la tracalada de temas instrumentales y orquestados que le gustaban una brutalidad. Nunca lo entendí mucho... desde Paul Muriat hasta Werner Muller... en fin, aguante viejo, ahí no le achuntabas mucho la verdad)

jueves, 16 de abril de 2009

A los 5, a los 15, a los 50

jueves, 16 de abril de 2009

Esta es una historia personal que comienza a partir de una cadena que se esparce por mail. Jamás abro esas cadenas, pero mucha gente reenvía y reeenvía poemas, power points, chistes, situaciones, escritos falsos de García Márquez, fotos raras, denuncias sin respaldo, fechas del fin del mundo y muchas basuras más. Si el encabezado de un mail tiene las letras “FWD”, tiendo a desconfiar de inmediato.

Y sí, además de todo, esta historia tiene que ver con la memoria, la desconfianza, y las malas personas. En ella, yo también soy una mala persona. Me presento como un tipo que no olvida, que se resiente, que vio cosas que no le gustaron, pero que sirven además para la impronta moral. Lo que queda claro en el fin es que, para mí, eres quien eres a los 5, a los 15 y a los 50.

Con todo, no condenaré jamás a quien juzgue que me porté como un idiota, un egoísta, un resentido, o qué más. Simplemente es esta la confirmación de que en el final tengo tranquilidad con cómo soy por la vida, con aciertos y desaciertos. Feliz de serlo. Feliz.

¿Es algo importante? Llevo tres párrafos y me da risa porque probablemente no es algo tan importante. Pero también estoy convencido de que los detalles te delatan. Lo que hagas en pequeño, lo harás después con algo grande.

El mail en cuestión tenía un nombre: Millaray. Me suena, digo. Espera. Mi colegio. Veo el resto de los mails a los cuales Millaray escribió. Sí, indudablemente es otro de esos odiosos mails del colegio, con la misma gente. Ahí, en esa generación, ocurre, como en todo, que hay un grupito que siguió viéndose, que crió lazos, que siguen en contacto, y otros que se fueron.

Yo nunca dejé amigos en mi generación del colegio.

Millaray trabaja vendiendo teléfonos. Me la encontré un día en uno de esos módulos de un mall, y creo que conversamos afablemente. Se veía muy bien. Recuerdo que nunca nos tuvimos mala.

El power que venía en este mail hablaba de ladrones, pero, como dije antes, no lo abrí. Lo borré.

Un par de horas más tarde llegó un mail que respondió a todos los que estábamos aludidos, aunque se dirigía en particular a Millaray. Esa respuesta era de Boris. Y Boris era un tipo más bien cauto, timidón, buena persona, buen sentido de humor, bajo perfil.

Sus palabras fueron sorprendentes y creo que tenían mucho que ver con asuntos que quedan guardados en la impunidad y la incapacidad generacional que muchos de nosotros portamos al preferir quedarnos en silencio, por miedo, por giles, por ahuevonados.

Boris le decía a Millaray que no leía cadenas pero que aprovechaba de decir, respecto de los robos (y ahí me quedo corto porque el tema del mail, tal cual dije antes, no lo supe) que uno de nuestros compañeros, que está aludido en la lista de mails, le había robado no sé que año una medalla que le habían traído de Canadá y que significaba mucho para él. Este aludido, de nombre de pila Janshe, no solo robó esa medallita según Boris, sino que la usó días después, en una actitud muy cara de raja, pero también muy pendeja. Boris le alcanzó a preguntar de dónde la había sacado, pero Janshe dijo que no le diría, que era un secreto. Y así Boris cooperó con la medallita.

La estatura de este relato, aludido a la gran mayoría de mis compañeros de colegio en este curioso mail que había comenzado con una cadena, alcanzaba ya ribetes por lo menos interesantes. Una pendejada, qué duda cabe, pero el sabor de la impunidad me hizo sentir un apego hacia Boris. Él no fue lo suficientemente fuerte como para llevar esto al final. A medio camino, por la razón que sea, cuando te quedas solo, ya no luchas más, pero a la larga te pesa el doble. El triple. Y luego el olvido, y luego, las tareas inconclusas.

¿Un detalle pequeño? ¿Más bien una pequeñez? Probablemente. Pero, al imprimirle un toque sutil de empatía, era como para, al menos no olvidarlo con el paso de los años. Boris no lo olvidó.

Y entonces, recordé lo que me había pasado a mí.

Andrei era un tipo líder, un payaso, un pelusón. Dibujaba bien además. Como compañeros le pedí una vez que me hiciera la caricatura del director de media de mi colegio para lanzarlo en la revista clandestina que teníamos en ese momento. Su falta de carácter y su miedo lo hicieron colapsar y me llevó a mí a la dirección, como autor de esa revista clandestina que de político tenía nada, pero que pelaba a los profesores frontalmente. Podían echarme del colegio. No lo culpo, alguien lo apretó y era un pendejo. Lo perdoné, a pesar de que estuve a poco de que me echaran del colegio, justo al terminar cuarto medio.

En esos tránsitos, Andrei, en mi casa una vez, me pidió prestada una guitarra de palo que yo tenía. Yo me sabía con cueva tres o cuatro acordes. Él, ya entonces, tocaba canciones de Silvio. Me la pidió prestada. Yo no me pude negar, además el tipo tocaba tan bien.

Jamás me la devolvió. Se la pedí varias veces, me prometió ir a dejarla, pero entendí pronto que todo tenía que ver con cómo era, con lo grupiento que era, con lo embaucador que se portaba, con amigos, con minas y con profes. Era esencialmente, un mentirosillo.

El mail de Boris está enfrente mío. Y por primera vez en mucho tiempo decido hablarle a un compañero de colegio por esta vía. No respondí al resto de la lista. Y le conté la historia que acabo relatar con Andrei, señalando además que me sentía completamente interpretado por sus palabras, en el sentido de que a mí no se me olvidaba.

Oprimo send.

Una hora más tarde, esta vez aludiendo a todos los de lista de compañeros de colegios, adivinen quién reaccionó: Andrei. En un tono cruel, típico de su estilo, con un sentido de burla y descalificación en cada palabra, se pasó por la raja los argumentos ahora penosos de Boris, y le recomendó que se fuera a terapia por resentido, por no saber entender que había cosas más importantes. Ironizó sobre que si tenía pruebas en contra de Janshe, lo correcto era denunciar a la autoridad pertinente y que había en nuestra generación abogados que le podían echar una mano. Presa de una soberbia brutal, le recomendó leer a Cortázar. Más adelante cerró filas como un masón y le pidió explícitamente que no se metiera en la buena onda de la generación del colegio, que se relajara, que no era importante.

Yo, entiéndame por favor, no pude aguantar cagarme de la risa. En cada intersticio de la mente del ser humano, en cada palabra, y desde tanto tiempo antes, seguimos siendo exactamente los mismos. Lo reitero: a los 5, a a los 15, a los 50. Lo que haces en pequeño… en fin. La mirada de la nostalgia se hace cada vez más lejana cuando quieres dejar atrás cosas que no te convienen. Pero ese acto, no es algo conciente. Se nota cada cierto tiempo, cuando muestras la hilacha. Porque una cosa es la falibilidad humana. Otra muy distinta es la lucidez de las malas intenciones.

El mejor chiste hubiera sido responder a todos los remitentes con la declaración: “Oye maricón, devuélveme la guitarra”. Pero como dice un amigo mío: “Eso no se hace”.

Le escribí a Boris otra vez: “mira qué casualidad quién respondió a tu demanda”.

Pero Boris no habló más. No me respondió ni respondió al grupo.

¿Qué habré hecho yo en esos años, que ya olvidé, que ya no me acuerdo? ¿De quién me burlé? ¿A quién dañé si es que lo hice? Podría argumentar: “Es que era un pendejo”. Pero hay algo que me da tranquilidad. A los 5, a los 15, y a los 50 siempre he sabido pedir perdón y ponerme en el lugar de otro.

Que no se me pase.

lunes, 30 de marzo de 2009

¡REGRESA LA CAVERNA! Todos los domingos a las 20, por ROCK & POP

lunes, 30 de marzo de 2009
La primera vez que me tocó conducir el programa "La Caverna", que toma su nombre de The Cavern, el tugurio donde los Beatles hicieron sus primeras armas, estaba emocionado, porque tuve que proponer, aprender, desarrollar, y contar historias que tenían que ver con canciones, con voces, con años, tendencias y novedades. Entrevisté gente (desde los mexicanos Volovan hasta el guitarrista Robin Guthrie), y hasta hubo domingos en la noche en que conduje en vivo.

Dentro de las nuevas posibilidades de mi regreso a la Rock & Pop, propuse como cosa mía volver a hacer "La Caverna". La idea es la misma. Domingo por la noche, dos horas, muchas canciones, muchos intérpretes, novedades. En fin.

Desde que se cerró por allá por el 2004, en el programa vislumbrábamos cambios por la era digital, pero no creíamos que en menos de 5 años caería la industria del disco de la manera en que lo entendemos hoy. Hay más disponibilidad de música, de miles de músicas. Y el acceso a la información es más expedito y preciso si se busca bien. Es cuestión de esfuerzo y un mínimo de metodología.

Por lo tanto, el programa no variará mucho y será un ejercicio personal de recomendaciones para el que quiera escuchar, donde dejaremos caer la mayor cantidad de estilos, en el sentido que entendamos que la música transita por un muy buen momento y lo mejor que puede sucedernos al respecto es que podemos recomendarla una y otra vez, lo nuevo y lo viejo.

Pienso inaugurar un espacio en Facebook, como corresponde al ritmo de los tiempos, haremos una casilla de mail, y le pondremos énfasis a los comentarios de quienes quieran reunirse en la calma de una noche de domingo para poder descubrir y reencontrar.

En esta edición, la del regreso, harto Sonic Youth, Radiohead, Beatles, lo nuevo de PJ Harvey con John Parish, Calexico, y unas locas francesas haciendo rockanroll y agogo.

Según entiendo será cada domingo a partir de las 20 horas en Rock & Pop. Todos invitados.

miércoles, 25 de marzo de 2009

MI REGRESO A ROCK & POP

miércoles, 25 de marzo de 2009
Todavía recuerdo claramente mi salida de Rock & Pop en el 2006, luego de haber estado 8 años y haber hecho de todo: entrevistas, guiones, programas, cortar bases, cubrir eventos, animar, pelar, alturar dat's, reemplazar al Rumpy en el Chacotero, controlar, hacer el bailable, programar días enteros, desprogramar, inventar un puñado de raras tocatas pencas, haber echado a puteadas a Redolés, haber sacado casi a patadas a un productor argentino que traía a Dee Dee Ramone, dirigir la radio, entrevistar por teléfono a Robbie Williams cuando yo ya estaba oficialmente despedido... luego de acertar y cagarla una y otra vez, en ese octubre de 2006, yo estuve finalmente en la calle, despedido, indemnizado, con plata en el bolsillo, simplemente porque yo había pedido que me echaran.

En ese instante, cansado, apestado, dolido, desorientado, y con ganas de estar en cualquier otra parte, jamás pensé regresar ni hacerlo tan luego. ¿Por qué te vas de un lugar que es como tu casa? Principalmente porque no estás de acuerdo con lo que piensa el resto de los que están allí contigo. Yo había perdido la brújula, pero también sentía la presión de un puñado de personas que no compartían mi visión del proyecto.

Una vez fuera me prometí no involucrar mi vida tanto en algo laboral, tanto como para entregar más de lo que te pagan. Pero si te topas de vuelta, es como que corrieran las mismas reglas.

El acercamiento había sido posible desde hace algún tiempo, casi más por mi propia iniciativa que por otro motivo. En el proyecto actual, la Rock & Pop está al mando de Sergio Cancino, a quien conocí el 98 en esta radio y que se marchó tempranamente por otro de esos ajustes de personal producto de falta de liquidez (¿dónde más escuché eso?). Pasó por muchos lados, y su gestión ahora no ha sido fácil con el final del Portal, y la partida de varios más.

Yo le tiraba la talla: "Cancino, llévame a la Rocka y hagamos La Caverna de nuevo..."

Me invitaron a la transmisión de la segunda cumbre del rock chileno, que se hizo en conjunto con Radio Uno y compartí transmisión con Sergio Lagos. Desde entonces me parecía todo más natural. Pero sólo hace un par de semanas la invitación formal de regresar a la Rock & Pop llegó. Mucho más en serio de lo que hubiera esperado.

Me percaté entonces de algo tremendo. Mi romance con ADN Radio Chile es a todo dar. Adoro mi radio actual. Adoro mi programa, a mis compañeros de trabajo, a mi compañera Jani. Me han enseñado a trabajar en equipo. Y si en otras ocasiones me he caracterizado por ser un huevón con mucha raja, creo que ahora mucho más aún. En este contexto, en el que no tengo que entrar a explicar muchas cosas, la doble militancia sí es posible. Mi trabajo en ADN seguirá intacto por ahora, con Es lo Que Hay, con la Jani, y con mis intervenciones medio incoherentes sobre comentarios de música con Guillier, Paulsen, la Beatriz Sánchez y Matías del Río, en diferentes horarios.

En Rock & Pop estaré, en esta primera etapa, con programas grabados y con las coberturas en vivo de eventos especiales. Eso primero que todo. Nuestra idea, que no la contaré acá pues ustedes se irán enterando al aire, es ir definiendo las cosas de a poco y mi labor esencial será aportar con el espíritu que mueve a esta radio, que la hace única.

Esta noche nos escuchamos en RADIOHEAD, antes y después del show, donde compartiré conducción con Pablo Aranzáes. Eso es tener raja. Rock & Pop, ahí vamos.

jueves, 19 de marzo de 2009

Perú, los odios y un poco de Orson Welles

jueves, 19 de marzo de 2009
Algo tenemos dentro los habitantes de Latinoamérica, que puede convertirse en su traición. Es una bomba de tiempo, una especie de pólvora reseca y escondida. Estos dos días yo podría hablar en oposición a una nación del norte para explicarlo, decir que los peruanos son esto o aquello, que nos odian, que nos odian a morir, que somos casi su razón de ser.

Pero, sin tener más herramientas serias de análisis que una desnuda intuición, creo que se trata de algo más delicado. El mismo origen de ese odio parido, ese resentimiento rasca enchufado además en una clase política de pésima calidad, está dentro de los chilenos. Somos lo mismo. Pasa que circunstancialmente no tenemos un gobierno preocupado de distraer a los más ignorantes con peroratas de mar territorial. Carecemos de una tradición militar feble, que habla con las copas pasadas.

Nuestra clase política, además, es más hacia dentro. Es menos conflictiva, pero saca las garras en los peores momentos, se hace más egoísta y más ambiciosa en los momentos más crueles.

Entre esta pólvora y la que está en Lima y sus alrededores, tan solo opera, entonces, una problemática de estilos. El odio sigue ahí. No sé dónde está el mío. Yo me reí todo el día, entre la organización y coherencia de la política exterior peruana y la cosa blanda y confusa de la cancillería chilena. Pretendimos tomar esto con humor, pero no sé hasta dónde llegar con esto.

El momento cúlmine de esta revelación llega en el momento en que hicimos un contacto ficticio con el Perú, en nuestro programa "Es lo que hay" (ADN RADIO CHILE, 91.7 FM, DE 15 a 18). Hay un periodista de prensa que se llama Roberto Bruna, un tipo ingenioso y observador. Más que reportear, también intuye y tiene una capacidad enorme para intepretar y contar historias. Sume a eso que imita a la perfección el acento peruano. Alguna vez hicimos con él, y con otro periodista de la radio que ya se fue, un par de personajes peruanos que terminaban puteándonos a nosotros chilenos por ser chilenos. Todo, obviamente, en tono de joda.

Hoy hicimos lo propio. Y así nos contactamos para saber qué pensaba este personaje, Jefferson Mamani, de la situación limítrofe con Chile.

Pasaron un par de minutos y llegaron llamadas a la planta de la radio, para reclamar porque no podíamos permitir que un peruano nos puteara de esa manera y nos faltara el respeto así de fuerte (Jefferson nos decía cosas como "chilenos mapuchinos calatos pe' huevones" y cosas del estilo). Gente colgó reclamos en el muro de nuestra página de Facebook con la misma intención. Algunos deslizaron sutilmente su profundo sentimiento de intolerancia con los peruanos.

Tengo algo de experiencia en esto de la radio. Si alguien te llama para reclamar, debes extrapolar exponencialmente ese reclamo por varias decenas. ¿Es probable que (y lo propongo tan solo desde la intuición, como dije más arriba) más de alguno, imbuido por lo que nuestra prensa cuenta y lee en las declaraciones peruanas, más el sentimiento ese que yo creo yace listo para estallar, reaccionase automáticamente? Una persona llegó a decir, desde una ciudad del norte, que le llamó la atención ver los F-16 de nuestra Fuerza Aérea salir "en dirección al norte".

¿No le pasó a Orson Welles cuando hizo el radioteatro de "La Guerra de los Mundos"? No era creer a pie juntillas, sino creer porque a tu alrededor otros factores te predisponen a creer.

Nuestro programa, un extraño enclave de humor político en una radio informativa, tuvo que salir a explicar, en medio de un día sensible, que lo que estábamos haciendo no era en serio. 

Eso me hace pensar también que algunos días me pregunto qué hacemos Jani y yo, y el resto del equipo, en una radio de este tipo. Cómo nos ven desde el departamento de prensa, tan serio, tan severo y tan necesariamente preciso en todo. Qué pensará Paulsen: lo escucho a veces cuando me largo, a él y sus teorías complejas. Y nosotros, en medio de eso, en un pichuleo permanente y, muchas veces, irresponsable.

Es lo que hay.

jueves, 26 de febrero de 2009

Cosas extrañas que veo

jueves, 26 de febrero de 2009
Ayer en la tarde vi un niño con tetas. Sé que esto no tiene mucho que ver con mi desempeño acá en Viña del Mar, pero de todo lo que he visto en esta corresponsalía, incluida la actuación de Farkas, lejos lo más raro es el niño con tetas. La gordura, usted sabrá, tiene distintas manifestaciones. Algunos son del culo y finos hacia arriba, incluso con rostros delgados, que les hace ganar motes como "mira, ahí va el careflaco". Otros son rellenitos enteros, de todas partes, que es el guatón más normal, ese que es bueno para el dancing, el guatón bien formado. Están los amorfos, que son gordos en ciertas partes, de panza especialmente, o del cogote para abajo, los obesos que te dan nervios.
Todo lo anterior palidece frente al niño con tetas. Me encontraba tirado en la cama del hotel, a eso de las 7 de la tarde, pensando que quería dormir, comer, y acostarme al mismo tiempo. La tele estaba encendida, con Sergio Lagos bailando en su programa (no sé por qué bailan en la tele, no lo entiendo... y me lo pregunto porque he trabajado años con Sergio y me cuesta entender... bueno, gana plata... bueno, estoy hablando huevadas ya). Y decido ir al MacDonalds más cercano (aplausos por favor) porque ahí te venden unas ensaladas decentes y me he querido alimentar bien. Ahí en la fila, la interminable fila del fast food restaurant, está el niño con tetas. No tiene más de 12 años. Su cara es lozana, no tiene espinillas ni barba ni nada. Un niño chico. Enorme. Grandote de torso, cogote aplastado. Pero su cara es delgada, normal diría yo. Y tiene tetas. Tanto así, que como su cara es de niño, cuando lo veo pasar pensé que era una quinceañera (cruel lo que estoy diciendo pero describe precisamente lo que me sucedió). Su mamá está un poco más adelante en la fila. Su pedido no cabe en una sola bandeja y consiste en bebidas azucaradas, helados con chips de chocolate, papas fritas grandes y hamburguesas. No me hago el dietético, pero si yo tuviera un hijo y le salieran tetas estaría más preocupado de que si le salieran tetas a una hija antes de tiempo.
Ahí estaba, con una tremenda contradicción en el cogote, porque si hubiese visto a una mamá agarrar a charchazos a un hijo o hija, intervengo, y le echo la foca a esos papás que maltratan en público, aunque me lleve refriega: lo que uno pretende ahí es desautorizar al menos a un agresor. Acá me daban ganas de decirle a la vieja "oiga, cómo le compra toda esa mierda a su hijo, mírele las tetas, son más grandes que las suyas". Pero no tuve valor.
Horas más tarde Leonardo Farkas se subió a hacer el ridículo y a faltarle el respeto a los que pagaron por un show que terminó con Roger Hogdson tocando más allá de las 3 y media de la mañana en la tercera jornada del Festival.
Por todo esto que cuento, no me sorprendí en lo absoluto.

miércoles, 25 de febrero de 2009

MI DEBUT

miércoles, 25 de febrero de 2009
Estoy sentado en el palco de prensa la primera noche de Festival. Es incómodo. Es un entorno tenso, ubicado al costado izquierdo del escenario si lo miras de frente. Es un corral con asientos, donde se colocan gráficos y periodistas. Los gráficos, con sus cámaras y lentes profesionales, están de pie, o sentados en los respaldos o de pie encima de los asientos. Atrás, la gente de la tribuna no reclama pues aún no ha comenzado nada, pero yo me encuentro con un ex alumno que trabaja en EMOL, Sebastían Cerda: "Las viejas de la tribuna tienen códigos que hay que respetar", me dice. Es su tercera vez cubriendo el festival. "En años anteriores, cuando las viejas vienen a ver a gente como Marco Antonio Solís o Juan Gabriel, te lanzan piedras, fruta y proyectiles".
Nos quedamos medio piolas, agachados, pero los periodistas de otros medios, que sólo se acreditan para venir a ver gratis a sus artistas favoritos, se sientan con sus pololas encima de los respaldos y al final estamos todos incómodos y de pie. Los gritos de las viejas vienen desde atrás.
Te la pasas averiguando cómo puedes ver el espectáculo de manera cómoda y debería ser así porque estamos muy cerca del escenario, hacia un ladito, pero en una ubicación buena. Y no es así. Los fotógrafos no lo permiten (¿cómo le vas a pedir a doce o quince gráficos que se sienten?) la gente se amontona, y tú ves que tu pase de palco de prensa, ese que dieron uno solo por medio, nunca fue uno por medio, y que el número del palco que está escrito por atrás es un chiste también.
Aún así me topo con gente que conozco: Alberto Brieba, de La Cuarta, ex alumno, se dejó barba, se ve más viejo. Nacho Stark, también con barba, no se ve más viejo. Andrés Orrego, el periodista que está conmigo en el trabajo de las conferencias está ahí entre la gente de UCV Televisión, a la cual conoce bien porque también pitutea para ese lado.
Los más conocidos están lejos de donde nosotros nos encontramos, junto a los rostros de los canales. Mientras los espectáculos ocurren (los comentarios de lo artístico en el blog de La Tercera) los periodistas entran y salen del palco indistintamente. No se quedan ahí. Los que laboran en prensa escrita son más mateos, toman notas, pero otros andan pasándolo la raja.
Ricardo Pelao Cantín, quien comparte locutorio conmigo en la radio que tenemos en Viña, que lanza señales a cada radio de Iberoamericana de acuerdo a las necesidades (Cantín hace un programa en la Pudahuel), cuenta que le dieron un pase para el vip. Hoy nos contó que comió sushi y tomó copete a destajo, pero que uno se siente fuera de lugar. Y Cantín, que se maneja bien, se sintió medio fuera de lugar, figúrense. Pero me dijo que hoy se consigue dos pases y me tomo el whisky mientras Farkas le hace cariño a la piel original de su mujer.
La noche del lunes, Alejandro Guillier estuvo en el palco de rostros del festival, apoyando la salida del canal de noticias de TVN. Entonces, tenía que salir el martes desde las 7 de la mañana en el estudio que las radio mantienen y del cual ya les hablé, que está en el sector de Valparaíso y calle Quinta. La primera noche de festival me acoste pasadas las 3 de la mañana y a las 7 de la mañana siguiente estaba en el estudio acompañando a Alejandro para ADN HOY. Esas dos horas transcurrieron como si durmiera. En algún momento del día después pensé que lo había soñado, pero no.
Los estudios en cuestión donde estamos albergan las oficinas comerciales de Iberoamericana en Viña. Y tienen un estudio habilitado porque eran las dependencias de la recordada radio Finissima. cantín trabajó en sus primeros años allí. el locutorio le trae recuerdos. Dice que hay dos historias de muerte. Un junior que trabajaba en esos años, salió un día de la pega y se colgó en su casa. Tiempo después, una secre muy joven, murió de una enfermedad terminal. Así que además de desabrido, el lugar tiene sus historias. El locutorio es cómodo y tiene implementada una línea digital. Entonces, al ponerte los fonos y hablar, no hay retardo en los retornos y estás simultáneamente hablando con tus compañeros en Santiago, lo que es muy cómodo considerando el desarrollo del programa ES LO QUE HAY, con la Jani y Daniel allá en la capital.
El recinto es enorme. Y tiene algo que me sorprendió. En vez de destacar a un lado el nombre de los arquitectos, la enomre mole de hormigón que es el anfiteatro de la Quinta, tiene también el nombre de la administración edilicia que la inauguró. En letras enormes sale el nombre del alcalde de entonces, Kaplan, y dentro de los concejales, la Reginato y Celis por cierto. Si yo tuviera mi nombre tatuado en la Quinta Vergara, también sería un pintamonos.