domingo, 25 de enero de 2009

Por intimidad

domingo, 25 de enero de 2009
Fue una ex alumna mía de la Portales quien me invitó a participar en el blog de La Tercera. Carla, muy perspicaz, de automática reacción, me sorprendió una vez dando una definición técnica precisa de stereo. Me confesó que un profesor más antiguo, que también me había hecho clases a mí, la tuvo aprendiendo cosas de memoria, entre ellas stereo.
Más adelante estuvimos en contacto por diferentes cosas. Entremedio se transformó en una especie de celebridad al crear un fanfic con historias propias de Robotech y X-Files.
A cargo de lanzar el proyecto de blogs del web de La Tercera, Carla me contactó y me dijo: "Me gustaría que pudieses hacer lo que haces en el cuchitril, o algo un poco más de medios, series, tele, música... no te pagan ni uno pero te conviene".
Estuve de acuerdo. La idea inicial era trasladar este cuchitril a una plataforma un poco menos pelienta. Y todo esto me pilló en medio de una profunda crisis creativa en la cual, a caballo de mi otro proyecto laboral en ADN Radio Chile, no me permitía hacerme el tiempo de salir a contar algo.
Pero tuve una ventaja. El proyecto de blogs de La Tercera se demoró bastante mientras a mí no se me ocurría sobre qué podría escribir. Por unas semanas me olvidé. Pero llegó el mail corporativo dando la bienvenida, clave de acceso al sistema. En fin.
Pasaron semanas antes de dar correctamente con el primer tema del cual escribiría y que, de alguna forma, definiría además la agenda de mis siguientes colaboraciones. Madonna. Me quedó bien fome, pero como era una teoría a la que le había estado dando vueltas me sirvió además para plantarme en el programa de Paulsen y explicarle por qué yo creía que podía ser entretenido y meritorio ir a verla. "Yo más no voy porque estoy viejo y me ahogan las multitudes", me reconoció Paulsen esa vez.
Carla, como siempre, se alegró de esta primera colaboración y me estuvo presionando muy estratégicamente para que no me demorase. Y así he seguido el rumbo. Periódica y automáticamente.
Y me pasó algo revelador aunque obvio. No puedo ir a escribir a esa plataforma con el ahinco afectivo con el que me ponía a escribir en este espacio, este cuchitril. Me volví periodista en La Tercera. Me distancié de lo que escribía aunque el ejercicio tiene que ver con todos los cánones de la opinión. Si uno ve ese cuerpo de colaboradores me parece sumamente entretenido. Desde el punto de vista de la colaboración misma, no es para mí suficiente. Ahora, no quiero decir con esto que no me guste. Todo lo contrario. Me obliga a ser metódico y más severo. Pero esta pata estaba extraviada. La pata del ego y la libertad, que de pronto se legitimó y vuelve a ser una obligación.
El elemento que más me mostró que este doble camino era posible fue la opinión de los posteadores de cada uno de los artículos que llevo escritos: muchos de ellos, allá en La Tercera, no leen la columna o tienen severos problemas de comprensión de lectura y retención de argumentos. Algunos lo usan para el ataque gratuito y mediocre, mientras otros salen a la defensa de lo que no existe o no es tema. Esa carga de odio, derechamente es odio y muy enfermizo a ratos, me apestó. Una cosa es disentir, la otra ser un idiota. Lo mejor de la experiencia que tuve todo este tiempo en este espacio tuvo que ver con una retroalimentación relativamente nutritiva, más allá de si le simpatizas a alguien. Los que posteaban contaban su lado de la historia y es así como lo que propones contar crece. Sirve a todos los que lo usan. Puede ser inspiración para otro, un camino nuevo, un desafío, una cercanía.
No puedo plantear acá una periodicidad tan maciza como la que tuve alguna vez, sobre todo porque mi 2009 viene con una carga de obligaciones más severa que el 2008. Lo que sí, como ahora no tengo planes de vacaciones, será continuo e íntimo.
Sí, íntimo.