Cuando Lenny Kravitz actuó en el coliseo principal del Estadio Nacional, el miércoles 9 de marzo de 2005, comenzó a hacerse popular esa zanja de la desigualdad que proponía dividir la cancha en un sector general y otro vip, con una ostensible diferencia de precio en el ticket. Quizás por eso mismo, la actuación de Kravitz, apoyado por el lanzamiento de un disco de menor cuantía titulado Baptism, tenía un sabor extraño, contenido, contemplativo: sería que había sillas y que ese público privilegiado era bastante adulto y acompañado de muchos cabros chicos.
A media tarde, en la prueba de sonido, Kravitz se bajaba enfurecido desde el escenario, y caminaba libremente hacia la mesa instalada en la cancha para discutir airadamente con su sonidista. No podía haber mejor ingeniero de sonido para la ocasión: la presentación sonó como cañón, incluso para los relegados en la cancha general: una hilera de bocinas y altoparlantes a la altura de las cabezas apoyaba las cajas verticales.
Pero un par de horas antes de esa reunión religiosa se vivían momentos de nervio. La industria musical comenzaba a sufrir sus primeros síntomas de decadencia y los personajes que administraban el negocio del moreno músico vigilaban y registraban cada caseta y lugar del Estadio Nacional para evitar que alguien se hiciera el vivo grabando el evento. Hubo un incidente con las cámaras de vigilancia del estadio. El manager de Lenny Kravitz las quería apagadas. El coronel de Carabineros a cargo de la seguridad decía que si le apagaban una pantalla el espectáculo se suspendía. Ya había cerca de 35 mil personas en el recinto.
En esos momentos, Kravitz se sacaba fotos con un grupo de personas que había ganado concursos en diferentes medios de comunicación para compartir unos minutos con él. Estrechó manos y se sacó fotos amablemente, pero no se sacó las gafas.
El espectáculo fue cercano a la perfección. Lo más cercano a un ceremonial, pues Kravitz invocaba entre canción y canción su admiración y amor por Jesucristo y reproducía sobre el escenario un ritual de agradecimiento, convencido además de que todo este público extraño, que llenó el Nacional, estaba en la misma. No abusó del material desconocido, dosificó los estilos, la sensualidad y la carga sonora. Los que vinieron se llevaron consigo la gran colección de grandes éxitos por la que pagaron un precio alto y por la que obtuvieron del artista, inadvertida y totalmente gratis, algo parecido al bautismo.
5 comentarios:
Se le felicita don Pato...gran blog...
Hola Don Pato!
El Estadio Nacional estuvo cerrado para ser reinaugurado en el Bicentenario, pero tras el terremoto crei que sería demolido. Un alcalde, actualmente en ejercicio, manifestó esa intención pues lo creía obsoleto. Pero si el terremoto del 27 de febrero (grado 8º Richter), no lo pudo botar, nada lo hará.
El viejo Estadio Nacional, que ahora luce un blanco radiante, como si hubiese sido lavado con OMO, ha vuelto para ocupar el lugar que el Movistar-Arena del parque O´Higgins le estaba arrebatando. Durante los años 90 desfilaron las más importantes bandas del planeta, recuerdo el recital de U2, realmente impactante. Cuando volvió la democracia el primero en tocar fue Rod Stuart (ahora convertido en un vejete revenido de la 3º edad), hasta Michael Jackson tocó allí. Soda Stereo realizó su último concierto en Chile. Para qué le cuento lo que pasó con Los Prisioneros, la galería casi se vino abajo.
Puchas que recuerdos me trae a la memoria don Pato, se pasó.
Le dejo un post en la entrada anterior, que esté bien.
Saludos.
Hola, Patricio, me presento: soy Carlos Andueza, estudiante de periodismo de la Universidad de Chile y con un grupo de compañeros estamos realizando un reportaje acerca de la Ley de Fomento a la Música chilena, centrados en los proyectos del 20% de música nacional en las radios y de teloneros chilenos en conciertos de artistas internacionales.
Estamos interesados en hacerte una entrevista para el reportaje, por tu calidad de locutor radial.
¿Será posible agendarla esta semana, algún día en la tarde? Si no, avísame cuándo tengas un tiempo.
Te dejo mi correo para ponernos de acuerdo.
Espero tu respuesta y muchas gracias de antemano.
e-mail: carlos.andueza07@gmail.com
Pssst!
Si ud. quiere que el programa de Don Pato "Es lo que hay", se gane el Copihue de Oro, solo tiene que marcar con sus deditos en el celular el numero 6020, con el siguiente mensaje de texto:
15 es lo que hay
Así el Huevo Fuenzalida y otros dos programas de radios vecinas no podrán seguir tan viento en popa como hasta ahora.
Apoye a "Es lo que hay".
Ud. está en deuda si es que este programa le hizo cagarse de la risa alguna vez.
6020 ---> 15 es lo que hay
Noooo...!!
¿¿Se acabó Es Lo Que Hay??
Increible en todo caso que hayan aguantado 5 años sin mayores modificaciones. Santa paciencia les tuvieron.
Tal como Ud. dice en el Twitter
(la sita Jani más exactamente) ahora podrán almorzar a la hora y llevar una vida más normal como el común de los mortales.
Igual da pena, para que le voy a decir una cosa por otra. Me pilló de sorpresa aunque ya sabía que las encuestas radiales no le estaban dando un buen lugar en comparación a Coooperativa y la Pío-Pío que a esa misma hora les hacían una des-leal competencia. Siendo esta una radio fundamentalmente informativa tenían que dar un golpe de timón para ver si así los tecnócratas (que solo ven paginas de Excel y no saben nada de sentimientos) iban a ver por fin numeros azules. Misma suerte corrió allá por el 2008 El Portal del Web, que alcanzó a durar un poquito más: 8 años.
Tal vez era lo que querían decir los mayas, que desde el 2013 se iniciaba un nuevo ciclo para todos. Es de esperar para mejol.
Un abrazo.
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